By Nick Beatty
Apr 11, 2023 | 1:10 PM
“La historia es el fuente del cual diseñamos nuestro futuro”. En la Conferencia Anual 2023 de la Sociedad de Derecho J. Reuben Clark, realizada en Atlanta, Georgia, EE.UU., la Hon. Jueza Bernice Donald de la Sexta Corte de Apelaciones nos alentó a repasar nuestra historia compartida para ayudar a influir el tratamiento que damos a las personas de nuestra comunidad.
La jueza Donald recibió el Premio J. Clifford Wallace, lo cual honra juristas distinguidos que han contribuido a la causa de justicia más allá de su deber. La jueza Donald – la primera jueza afro-americana en Tennessee y la primera jueza afro-americana a servir en la Sexta Corte de Apelaciones – fue reconocida por ejemplificar la misión de la Sociedad de Derecho J. Reuben Clark con su distinción y excelencia profesional, integridad profesional y servicio a la administración de justicia más allá de sus responsabilidades ordinarias.
Antes del discurso de Jueza Donald, la Sociedad de Derecho J. Reuben Clark también reconoció a Susan Griffith por su trabajo con el Centro Legal Timpanogos ofreciendo ayuda jurídica pro bono a los necesitados al darle a ella el Premio Rebecca van Uitert Mujeres en la Ley de Servicio Público. Susan Griffith comentó la importancia del trabajo en el centro legal para ayudar aquellos que están afectados por el abuso familiar y doméstico para seguir adelante en su camino a un futuro mejor.
La jueza Donald empezó su discurso al repasar el curso de la historia legal en América. Explicó que hay tres ideas presentes en la Declaración de Independencia: la idea que las personas tienen el derecho inalienable de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que todos los hombres están creados iguales; y que tenemos un deber para defender estos derechos para nosotros mismos y para los demás.
Sin embargo, ella notó que en la historia americana, el estado de derecho ha sido experimentado por cada individuo por medio de una lente única. En la época cuando estos derechos fueron proclamados en el establecimiento del país, muchos grupos fueron excluidos de experimentarlos, tal como mujeres, gente indígina, afro-americanos y ciudadanos no terratenientes. De este modo, las semillas de la diferencia fueron sembradas en los documentos fundadores de la nación. Con el tiempo, el país se convirtió en esos derechos al expandirlos, a menudo a través de decisiones del sistema judicial, como Brown v. Board of Education.
No obstante, la Jueza Donald señaló que las leyes, incluso las más importantes, no son autoejecutables. Sin hombres y mujeres que empujen y jalen las leyes, no pueden tener ningún valor.
La jueza Donald compartió su experiencia personal de su niñez en Memphis, Tennessee del efecto de las leyes cuando no están aplicadas por hombres y mujeres buenos. Ella compartió cuentos de que se le prohibió asistir al zoológico de Memphis en cualquier día que no fuera el jueves. Compartió su educación en una primaria segregada, donde los niños de la escuela secundaria cercana tenían que llevar el agua potable en garrafas, mientras la escuela para blancos recién construida tenía plomería interior y otras instalaciones.
Ella notó que había escuchado de un ciudadano blanco prominente que en aquella época no se dio cuenta de que los afro-americanos de la comunidad y sus luchas por la igualdad. La jueza Donald dijo, “Debemos asegurarnos de que las personas no sean invisibles para nosotros. Tenemos que ver su humanidad”.
Jueza Donald dijo que en sus viajes por el mundo, ha notado que todas las personas quieren las misma cosas básicas – seguridad y protección para su familia, la habilidad de alcanzar su potencial y la habilidad de defender su dignidad básica.
La jueza Donald también compartió lecciones que aprendió de su familia, dijo que “la facultad de derecho me enseñó cómo ser una abogada, pero mi mamá me enseñó cómo ser una jueza. Me enseño sobre justicia, decencia, respeto y trabajo duro”. Compartió que sus padres le enseñaron las lecciones importantes sobre fe en Dios, ver lo bueno en los demás, confianza en sí misma y confianza para permanecer firme incluso cuando esté sola.
Para terminar, Jueza Donald nos alentó a plantear nuestra jardín personal para compartir con los en nuestra comunidad. En este jardín, nos pidió que plantemos cuatro filas de semillas: la semilla de preparación, la semilla de perseverancia, la semilla de oración y la semilla de proximidad. Luego, que plantemos tres filas de plantas: la planta de quitar la discriminación y el sesgo, la planta de quitar la indiferencia y la planta de quitar el tribalismo y criticamiento injustos. Finalmente, que plantemos cinco filas de flores: el flor de ser fiel al deber, el flor de reconocer y celebrar la dignidad de todas las personas, el flor de asegurar que la ley está aplicado en una manera justa e igual para todos los hijos de Dios y el flor de poner firmes nuestras manos al arco y doblarlo a la justicia.
“Y cuando llegue el mañana, podrían decir, Señor hoy es un nuevo día. Este día es un regalo de ti, lleno de promesa y oportunidad. Hoy haré grandes cosas porque soy excelente. No soy excelente por quien soy, sino por cómo sirvo”.
Con sus palabras inspiradoras, la Jueza Bernice Donald nos recordó la importancia de reflexionar sobre nuestra historia y nuestras acciones presentes y de trabajar juntos para construir un futuro más justo y humano.
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